Las ciudades de la Costa Oeste de EEUU Seattle, Portland y
Los Ángeles han declarado el estado de emergencia ante el
peligro de muerte de miles de personas sin hogar (1).
En
Seattle, en el último año, estas han aumentado el 21 % (2).
Cerca de 3.000 menores, aunque escolarizados, carecen de hogar
donde dormir. Pero ni noticias ni editoriales mencionan el
fracaso del sistema económico en la mayor potencia económica
del mundo: tratamiento acrítico que, de suceder esta situación
en un país como Cuba ¿verdad que cambiaría un poco?
Israel no reconoce
que tenga armas nucleares, pero se niega a suscribir el
Tratado de No Proliferación Nuclear (3). Un informe del
Boletín de Científicos Atómicos afirma que el estado
sionista oculta al menos 80 ojivas nucleares (4), lo
que confirman otras fuentes, como el Instituto de Ciencia y
Seguridad Internacional de EEUU (5). Pero ¿cuántos
reportajes han leído Vds. sobre este asunto? ¿Se imaginan
que fueran Venezuela, Cuba... o Irán los países que
tuvieran, en secreto, bombas atómicas (6)? ¿No sufrirían un
implacable seguimiento informativo por parte de la prensa
occidental?
Hace unos días, Turquía
derribaba
un avión de combate ruso porque –según Ankara- violó
su espacio aéreo en la frontera siria (7). La acción fue
respaldada por EEUU y la OTAN (8). En las noticias de los
grandes medios no apreciamos sesgo condenatorio alguno.
Recordemos, sin embargo, cuando, en 1996, Cuba derribó
dos avionetas que, procedentes de Miami, habían
sobrevolado la ciudad de La Habana en repetidas ocasiones
(9). La prensa internacional condenó sin paliativos al
Gobierno cubano, lo que legitimó ante la opinión pública que
el Presidente de EEUU Bill Clinton aprobara la llamada Ley
Helms-Burton, con la que el bloqueo a la Isla se convirtió
en extraterritorial (10).
Según el Programa
“Somos Defensores”, de Colombia, en el primer semestre
del año fueron asesinados 34 defensores de derechos
humanos en aquel país, 332 fueron amenazados y 25
sufrieron atentados (11). Uno de los más recientes, el
intento de asesinato del líder indígena Feliciano Valencia,
en la prisión donde cumple pena de 18 años por la retención,
durante unas horas, de un militar colombiano (12). Mientras,
en Cuba, los famosos “disidentes”, siguen cobrando de los
fondos federales de EEUU sin sufrir... ni el menor rasguño
(13).
En Honduras, el
periodista David Romero fue condenado por injurias a 8 años
de cárcel, por denunciar un caso de corrupción en el seguro
social por 350 millones de dólares (14). Otro periodista
hondureño, Ricardo Ellner, era amenazado de muerte –con
“cortarle la lengua”- por sus crónicas, que denuncian a la
élite militar y al Gobierno (15). En 2014, en el mundo,
fueron asesinados 138 periodistas. México y Honduras
ocupan el sexto y el octavo lugar en el ranking de países
más peligrosos para la profesión (16). Cuba, ni
aparece en la lista: el último periodista asesinado fue...
en 1958 (17). Sin embargo, para la Sociedad Interamericana
de Prensa y para no pocos medios, es en Cuba y en Venezuela
donde la libertad de prensa está más “amenazada” (18).
Estos y otros
dramas sociales de América Latina son tapados, estos días,
con noticias sobre el caso de los dos mil migrantes cubanos
varados en la frontera entre Costa Rica y Nicaragua (19).
Con un mensaje: el sistema cubano es un fracaso, porque hay mucha gente que quiere emigrar de la Isla (20). Poco importa si las cifras de la emigración cubana son menores a las de otros países del entorno. O si los cubanos son los únicos inmigrantes que el Gobierno de EEUU acoge y otorga residencia solo con pisar su territorio (21).
Mientras, en los países –supuestamente- no fracasados, como Honduras, México o Colombia, la gente más pobre sigue enterrando a sus familiares asesinados.
Y sigue emigrando también –por cierto- a EEUU (22).
Notas:
Con un mensaje: el sistema cubano es un fracaso, porque hay mucha gente que quiere emigrar de la Isla (20). Poco importa si las cifras de la emigración cubana son menores a las de otros países del entorno. O si los cubanos son los únicos inmigrantes que el Gobierno de EEUU acoge y otorga residencia solo con pisar su territorio (21).
Mientras, en los países –supuestamente- no fracasados, como Honduras, México o Colombia, la gente más pobre sigue enterrando a sus familiares asesinados.
Y sigue emigrando también –por cierto- a EEUU (22).
Notas:
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