lunes, 28 de febrero de 2011

NECESIDAD DE DESLINDAR EL CAMPO REVOLUCIONARIO, FRENTE A UN REVISIONISTA

Don Raúl Prada Alcoreza, en una publicación de Bol Press y luego en el periódico oficialista “Cambio”, despues de una reminiscencia histórica sobre el origen de la “izquierda” y la “derecha”, realiza la caracterización de una “izquierda tradicional” aunque sin individualizarlas como era correcto hacerlo, atribuyéndole los peores males habidos y por haber, sobre la importancia del paradigma de la multiplicidad de procesos civilizatorios, y que la Constitución Política del Estado Plurinacional poco menos que sirve para desarrollar tesis descolonizadoras, anticapitalistas y antiimperialistas.

Por principio, la “Fracción Roja” del Partido Comunista de Bolivia, es enemigo del revisionismo que en nuestro país esta encarnado principalmente por el PCB de Marcos Domic y el PCMLM de Jorge Echazu, que según podemos entender a Raúl Prada, los denomina inapropiadamente como “izquierda tradicional”.

El revisionismo es una corriente ideológica pro burguesa en el seno del movimiento obrero y comunista, que al asumir posiciones de “renovación” distorsiona y malinterpreta el marxismo, el leninismo y el maoísmo, llegando al extremo de negar la lucha de clases y el socialismo científico, constituyendo un freno para el avance de la lucha revolucionaria de los pueblos, desviándola hacia el legalismo burgués y la perpetuación de las diferentes formas de opresión y explotación. Raúl Prada, dizque teórico de una corriente marxista, a juicio nuestro no es más que uno más de los “revisionistas” más recalcitrante y peligroso, portador de la ideología pro burguesa en el seno del “proceso de cambio”.

Lo que no podemos tolerar, es que un “revisionista”-“reformista” ideólogo del “proceso de cambio” (que no es mas que la reorganización del viejo estado nacional bajo la forma de estado plurinacional donde las naciones y nacionalidades no pueden autodeterminarse) se permita atacar arteramente en nombre de una “renovada corriente marxista”, al mismo Marx, a Lenin y a Mao, cuando no así al mismo revisionismo, del cual es uno mas de sus conspicuos exponentes.

“LA IZQUIERDA ES LA QUE QUIERE LOS CAMBIOS Y LA DERECHA LA QUE QUIERE CONSERVAR LAS INSTITUCIONES, LAS ESTRUCTURAS Y LOS VALORES TRADICIONALES...”
Raul Prada, luego de una introducción academica sobre el origen histórico de la denominación de “izquierda” y “derecha”, define (absolutamente) que la primera quiere cambios y la segunda conserva instituciones, estructuras y valores tradicionales.
En primer lugar, habría sido pertinente saber qué entiende por cambio, porque cuando dice “la izquierda es la que quiere cambios”, nos deja la sensación de un simple deseo de esa izquierda. Para nosotros es mucho más que un deseo, porque no todo deseo es revolucionario o para ser mas concreto no todo cambio material es revolucionario (dialécticamente todo cambia hasta el capitalismo y el imperialismo). Se puede cambiar para no cambiar las estructuras, como sucede con el “proceso de cambio”, que cambia la superestructura de la sociedad sin cambiar la estructura económica de la sociedad y sus instituciones tradicionales, a la que más bien la consolidan mediante la categoría del constitucionalismo burgués de “economía plural” y consagran la gran propiedad transnacional (valor tradicional liberal), bajo la fórmula liberal de •socios si, patrones no”.

En segundo lugar, la derecha no solo quiere conservar estructuras. Contrariamente, las revoluciones democrático burguesas en el mundo y en nuestro país, lograron modificar las estructuras de la sociedad en el contexto de una mayor desarrollo de las fuerzas productivas que lograron destruir relaciones sociales de producción de carácter feudal o semifeudal. Entonces, Raúl Prada, antes de execrar a la izquierda tradicional (de la que no somos parte) que dicho sea de paso, son sus aliados en el gobierno del “proceso de cambio”, como teórico de una renovada corriente marxista, en rigor a la verdad debe estudiar el materialismo histórico para interpretar la realidad, y fundamentalmente la totalidad social concreta de nuestro país para no ser un vulgar “revisionista”-“reformista”.

En tercer lugar, la realidad nos muestra que la izquierda no es un todo, es un conjunto de corrientes y tendencias heterogéneas de las más diversas. La historia del pensamiento político en nuestro país es suficientemente ilustrativa, desde la izquierda marxista, la izquierda socialdemócrata, la izquierda indigenista, la izquierda populista, la izquierda nacionalista, la izquierda reformista, la izquierda revolucionaria, la izquierda nacional, la izquierda revisionista, etc. En rigor de una mejor caracterización y comprensión de la “izquierda tradicional”, Raúl Prada con su definición de marras peca de simplista y ambiguo, que no aporta casi en nada para deslindar el campo revolucionario frente a las tendencias y corrientes contrarias a el, esforzándose en desacreditar a Marx, Lenin y Mao, como exponentes de un pasado tradicional, a nombre de una renovada corriente marxista, desde luego según él.

“ESTAS REVOLUCIONES INTENTAN DESTRUIR EL ESTADO Y TERMINAN CONSTRUYENDO UN ESTADO ABSOLUTO…”
Así se refiere Raúl Prada a la revolución bolchevique y a la revolución china (omite referirse a la revolución cubana que se inspiró en estas revoluciones). Los teóricos proburgueses del “proceso de cambio”, no solo son revisionistas y reformistas, sino también oportunistas, pues cuando les conviene invocan el pensamiento de Mao Tse Tung, de quien emularon distorsionadamente la categoría de “revolución democrático cultural” y ahora le echan arena a los ojos.

Los revolucionarios de todos los pueblos del mundo sabemos, (Luis Prada, debería saberlo si se considera revolucionario) que la revolución bolchevique y la revolución china, fueron desviados por el revisionismo hacia la restauración del capitalismo, por ideólogos de un “renovado marxismo” (N. Kruchov y Ten Shiao Pin) que se incubaron en el seno mismo de los Partidos Comunistas de la URSS y de China Popular, respectivamente. En los procesos revolucionarios siempre existe el riesgo de la restauración del capitalismo porque si bien la burguesía y la reacción pueden ser derrotadas política y militarmente, estos pueden reproducirse ideológicamente en el seno mismo del Partido y del pueblo, mediante teóricos o ideólogos a titulo de un “marxismo renovado”. Sin ningún propósito de una interpretación dogmatica, en los inicios del “proceso de cambio”, la expectativa popular en nuestro país e incluso desde otros países del llamado tercer mundo, fue que se estaba dando inicio a un proceso que empezando por cumplir tareas democrático burguesas, estas serian seguidas con tareas propias de un proceso revolucionario, y empezaron a especular sobre el denominado “socialismo del siglo XXI”, ”socialismo comunitario” y “sociedad comunitaria”.

Ahora sabemos que el “proceso de cambio” no es más ni menos que, un proceso de reorganización del viejo estado boliviano bajo la forma de una nueva denominación de estado plurinacional, que no es otra cosa que el intento fallido de trocar el capitalismo en un “capitalismo andino amazónico chaquense”, según sus ideólogos Álvaro García Linera y el propio Raúl Prada (renovadores de la corriente marxista), que caen en la aberración de considerar a la nueva Constitución Política del Estado, como un especie de programa de gobierno, ignorando las diferencias sobre una Constitución Real y una Constitución Formal. En suma podemos decir que esta particularidad del “proceso de cambio”, no conduce a ningún “proceso revolucionario”, todo lo contrario y eso es difícil que comprenda Raúl Prada, que en su desesperación enarbola la consigna de defender “el estado plurinacional” frente a la restauración del “estado nación o nacional”, cuando no hubo ningún cambio de las estructuras e instituciones del viejo estado, sino simples cambios de denominaciones, simbolismos, lemas y rituales. El viejo estado nacional, en estos tiempos de “proceso de cambio” desnuda acentuadamente una nueva fase de su podredumbre y crisis estatal por la incapacidad de sus gobernantes, muy a pesar de los buenos ingresos provenientes de la venta de nuestra materia prima. Así de claro es como un proceso, en este caso “proceso de cambio”, puede ser desviado desde sus expectativas “transformadoras revolucionarias” (si es que las hubo en sus dirigentes) hacia un proceso que, el pueblo y las masas empiezan a repudiar y aborrecer.

Los teóricos del “marxismo renovado” y del paradigma de las “multitudes” fracasaron. Utilizamos las mismas palabras de Raúl Prada, como su propia medicina, y le decimos que “terminaron absorbidos por la lógica del sistema-mundo… tienen que ser meditados por lo que queda… por sus fragmentos dispersos… ”.(Leer sobre el “último jacobino” del mismo Prada, que olvida que fueron “centralistas”). Así fracasan no solamente las grandiosas revoluciones, sino también procesos como el que vivimos “…antecedidos por descomposiciones corrosivas”, como viene sucediendo ahora.

Quien debe meditar es Raúl Prada, sobre estas “caídas descomunales”, como él mismo dice, cuando se refiere a las revoluciones bolcheviques y de China Popular. Estas revoluciones destruyeron viejos estados, lo que difícilmente no lo puede hacer el “proceso de cambio” sino todo lo contrario, lo reordena y funcionaliza con la lógica del sistema. Lo que sucedió posteriormente, es que la burocracia revisionista inició el proceso de restauración del capitalismo a partir de una “renovada teoría marxista” de “coexistencia pacífica” y la “política de desarme”. El “estado absoluto” parece un improperio teórico, así como el “estado aparente” y el “estado integro”, categorías incontemporaneas a la época que vivimos, acuñados por la nueva corriente marxista de revisionistas para camuflar su indisimulada adscripción al sistema.

“ESTA IZQUIERDA PERDURABLE NO TOMA EN CUENTA PARA NADA TODA LA DISCUSION DE LAS CORRIENTES MARXISTAS SOBRE TEMAS CURCIALES QUE HACEN A LA INTERPRETACION Y A LA TRANSFORMACIION DEL MODO DE PRUCCCION CAPITALISTA DE LAS FORMACIIONES ECONOMICO-SOCIALES, DE LA FORMA DE ESTADO”
No sin antes de reiterar que, la llamada izquierda tradicional para nosotros es el “revisionismo” del PCB y del PCMLM, identificamos a Raúl Prada, como ideólogo de una de las “corrientes marxistas” del “revisionismo”, que cuando le conviene habla de Marx, a su manera claro está, en su vano propósito de sustentar teóricamente el frustrado propósito de deconstrucción del capitalismo en construcción del capitalismo andino amazónico.

Suponemos que dentro de la lógica de Raúl Prada, toda discusión de estos temas fueron superados con creses respecto a la perdurable izquierda tradicional (revisionistas). ¿De qué transformación del modo de producción capitalista puede hablarnos en el “proceso de cambio”? ¿La forma del estado plurinacional como una especie del estado nacional responde al cambio de la estructura económica de la sociedad?.

Como dijimos anteriormente y apelando a las mismas palabras de Prada, el “proceso de cambio” fue absorbido por la lógica del “sistema-mundo”, por lo que no hubo ninguna transformación en la estructura económica de la sociedad, de tal forma que el modo de producción capitalista en nuestra formación económico social continua siendo el principal, que articula y subordina otros modos de producción de carácter precapitalista . El cambio de nombre del viejo estado y de sus órganos e instituciones, la simbología, lemas y actos rituales oficiales, no cambia el modo de producción capitalista ni por conjuro, ni siquiera trocándola en capitalismo andino amazónico chaquense (no pudieron deconstruir el viejo estado y menos podrán construir un nuevo estado).

La forma del estado plurinacional no es más que una forma estatal esencialmente del estado nación o estado nacional como género, donde es irreal la autodeterminación de las naciones y nacionalidades, malentendida como “régimen de autonomías y de descentralización”, y lo peor cuando el viejo estado ahora remozado es mas centralista que antes. Al parecer la nueva corriente marxista, ignora la historia del surgimiento del estado nacional o del estado nación, como producto del hundimiento de la sociedad feudal y de las revoluciones burguesas, y con ellas el advenimiento de tipos o formas de estado.
Mientras no hayan cambios estructurales en una sociedad, como siempre sostuvimos, un estado plurinacional solo será viable dentro de una formación económica social de carácter socialista, donde las naciones y nacionalidades accederán a un verdadero ejercicio del derecho a la autodeterminación, y no a una simple determinación de carácter cultural de los pueblos indígena, manteniendo una fuerte centralidad del viejo estado, tal como lo reconoce la nueva versión liberal de la Constitución Política del Estado, la cual es considerado por los ideólogos de la “corriente marxista” como un especie de programa de gobierno, que ni siquiera pueden materializarla, no obstante su contenido de reivindicación histórico cultural que de algún modo expresa legitimas aspiraciones de los pueblos indígenas (sin resolver el derecho a la autodeterminación de las naciones y nacionalidades), para asegurarse del apoyo de estos en el reordenamiento del viejo estado en crisis.

En la época del la contraofensiva del imperialismo (década del ochenta), los ideólogos de la verdad única (globalización) proclamaron la victoria del capitalismo sobre el socialismo. No faltaron los quebrados, rajados y conversos que fueron cooptados por el sistema, quienes condenaban al marxismo por su “determinismo económico” como una de las causas de la derrota del socialismo real (“socialimperialismo”). Los marxistas tenemos la comprensión cabal que la “norma jurídica” es la condensación de la economía de una sociedad de clases, cuya máxima expresión de realización se encuentra en el Derecho, que legaliza un determinado modo de producción (que puede responder a una formación económico social de desarrollo desigual o combinado).

Las condiciones materiales de existencia son determinantes para resolver la pobreza y la miseria, el hambre, el desempleo, la ignorancia, las exclusiones, discriminaciones, racismo, etc. El hombre y la sociedad no solo viven de ideas y de prácticas culturales, necesita comer y satisfacer sus necesidades de orden material. La simple sustitución de la categoría revisionista de “determinismo económico” por el “determinismo culturalista”, no resuelve los problemas. Actualmente sucede en el país donde el hambre y la crisis alimentaria hacen tambalear al gobierno del “proceso de cambio”, quien recién de manera tardía pretende elaborar un Plan Nacional de reactivación de la producción de alimentos. Se trata de idear, recrear y modelar una nueva sociedad incorporando todos los elementos materiales y espirituales propios de nuestra formación económica social, superándola hacia una formación socialista concebida científicamente, libre de subjetivismos y determinismos.

“…EN ESTAS EPOCAS DE CRISIS REVOLUCIONARIA ES PRECISAMENTE CUANDO CONJURAN TEMEROSOS EN SU EXILIO LOS ESPIRITUS DEL PASADO, TOMAN PRESTADOS SUS NOMBRES, SUS CONSIGNAS DE GUERRA…”
Por si no se dio cuenta Raúl Prada, en la crisis del viejo estado boliviano, ahora estado plurinacional donde no se reconoce la autodeterminación de las naciones y nacionalidades, no es necesario ni siquiera conjurar a nadie ni prestarse nombres para salvar el “proceso de cambio”, porque todo se viene cayendo por la incapacidad de quienes tuvieron la ilusión de resolver la crisis estatal recurriendo a un nuevo orden constitucional del viejo estado, muy a pesar de la bonanza económica por los buenos precios en el mercado internacional de nuestra materia prima, fracasaron. Esto no tiene nada que ver con conjuros, evocatorias, rogativas y ritualidades por el estilo, por si hubieran temores. Claro esta sin embargo, el reformismo lo hizo en el proceso constituyente hasta nuestros días, aprovechándose irresponsablemente de las practicas culturales y tradiciones de nuestros pueblos indígenas, sin respetarlas y manipuladas para salvar el sistema en su despropósito dizque de fundar un nuevo estado, cuando alternativamente no pueden ni edificar el capitalismo andino amazónico. Los revolucionarios no conjuramos temerosos a los espíritus del pasado.

Una cosa diferente es no olvidar a los grandes revolucionarios, aprender de las experiencias de la lucha de otros pueblos contra la reacción y el imperialismo, aprender de las mejores tradiciones de organización y lucha de nuestro pueblo. Los trabajadores, los campesinos, los pueblos indígenas, tienen sus héroes, maestros y jefes de la revolución. La reacción, el imperialismo y el revisionismo es enemigo de todo esto, por eso pretende desarmarlos espiritualmente para castrarlos de su rebeldía contra toda forma de opresión y explotación, execrando a los herederos de Marx, Lenin, Mao y oros grandiosos revolucionarios que en su momento conmovieron cielo y tierra. Cuando el Presidente del Estado Plurinacional, dice públicamente que es marxista leninista, no es señal de que esté muy temeroso invocando a Marx y a Lenin, todo lo contrario aunque lo haga a su manera. Cuando el Vicepresidente habla de Mao y sus sabias enseñanzas, no puede decirse que invoca los espíritus del pasado (sin duda claro está que lo hacen para simular que son revolucionarios de palabra).

Todos los pueblos incluidos los nuestros, tiene ese derecho de no olvidar a sus héroes siguiendo su ejemplo, como sucede con los indígenas y campesinos de nuestro país cuando lo hacen con Tupac Katari, Tupac Amaru, Zarate Willca, Luciano Vilca, etc. Recordar a Marx, Lenin, Stalin, Mao y otros forma parte del acervo de revolucionarios de todos los oprimidos y explotados del mundo. Ningún revolucionario (excepto los impostores) puede tomar prestado los nombres de los héroes y dirigentes de la revolución, porque estos fueron nuestros hermanos, compañeros y camaradas. Cuando los pobres del campo y de las ciudades gritan “patria o muerte”, tienen el legítimo derecho de hacerlo. Solo los que no son revolucionarios pueden tomarlos por prestado para disimular su falsa adscripción a la revolución. Cuan equivocado estás Raúl, no tendrías ni el derecho de mencionar a Marx ni al “Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte”, aunque si puedes prestarte para justificar tu revisionismo.

“… LA LUCHA NO SOLAMENTE ERA CONTRA EL IMPERIALISMO Y POR LO TANTO, CONTRA EL CAPITALISMO, SINO TAMBIEN CONTRA EL COLONIALISMO… INTERNO”
Para los revolucionarios la lucha es total, contra toda forma de opresión y explotación. Probablemente Raúl Prada, luchaba contra el imperialismo en sus tiempos, olvidándose de la opresión y explotación interna de nuestro país. El teórico de la corriente marxista que no es más que un revisionista de nueva especie, ignora que la cuestión de la nación y las nacionalidades y todas las formas de opresión nacional fueron abordadas y resueltas en la ex URSS y en China Popular. Basta leer “El derecho de las naciones a la autodeterminación” de las obras completas de Lenin, “El manifiesto comunista” que se refiere a la burguesía y su proyecto de estado nación o estado nacional que reúne a las colectividades, antes independientes “en una sola nación, bajo un solo gobierno, una sola ley y un solo interés nacional…”, En sus obras escogidas Lenin, afirma que “si debemos luchar indiscutiblemente contra toda opresión nacional. No, no debemos luchar en absoluto por cualquier desarrollo nacional, por la cultura nacional en general…”.

Lenin en la “Tesis de la ponencia sobre la cuestión nacional” al criticar a Otto Bauer, por su teoría idealista de la nación debido a su contenido culturalista, habla sobre la importancia de las particularidades nacionales. Kaltajchian, al reconocer las peculiaridades nacionales dice que en las sociedades divididas en clases antagónicas, no existe una cultura nacional única, aunque sean muchos los ideólogos nacionalistas burgueses empeñados en demostrarlo (sic).

Podemos citar a Stalin, en su obra “El marxismo y la cuestión nacional”, y otros tantos autores marxistas contemporáneos como, Samir Amin y su contribución con la tesis de “Desarrollo Desigual de las Formaciones Sociales”. Entre algunos marxistas autores nacionales, mencionar a Jorge Ovando Sanz.

Seguro que Raúl Prada, desconoce o no quiere reconocer la contribución marxista leninista sobre la cuestión de las naciones o nacionalidades, la opresión de las mismas y las formas de su plena autodeterminación. Nuestra lucha es contra el imperialismo y contra toda forma de opresión nacional y social, de modo inseparable, sin unilateralizar la cuestión nacional sobre la cuestión social ni viceversa, como pretenden hacerlo en el “proceso de cambio” los ideólogos de la renovada “corriente marxista” que niegan la concepción de la lucha de clases y el socialismo científico, sustituyéndolas por paradigmas de “multiplicidad”, “multitudes” y “procesos civilizatorios” (como si habría que civilizar o re-civilizar a los pueblos indígenas, cuando estos poseen históricamente su propia matriz de civilización e identidad).

Raúl Prada, sabe que el “proceso civilizatorio” en el lenguaje propio de él (descolonización), es en realidad un proceso de “recolonización”, porque fueron los asesores españoles los que incorporaron en la nueva Constitución Política del Estado Plurinacional, el foráneo modelo de autonomías y de descentralización español de carácter cultural, plagado de conceptos y categorías propias de la legislación española medieval-colonialista.

La “Fracción Roja” del Partido Comunista de Bolivia, en su lucha ideológica sin cuartel contra los revisionistas de todas las especies, de las que Raúl Prada es uno de ellos, está convencido que cualquier forma de opresión interna sin dejar de luchar contra el imperialismo, solo será superada dentro de un estado plurinacional (para nosotros multinacional) con una formación económica social socialista, donde las naciones y nacionalidades puedan autodeterminarse plenamente (políticamente); no dentro de un estado plurinacional donde solamente pueden determinarse (culturalmente, identitatariamente, de modo subjetivista) en una formación económico social capitalista, con un modo de producción capitalista que articula y subordina a otros modos de carácter precapitalista.

http://fraccionroja.blogspot.com

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