La caída del
Muro de Berlín y la disolución de la URSS, no se generaron solo como
consecuencia de sus contradicciones internas, sino y sobre todo, como consecuencia
de la culminación de la Guerra Fría desarrollada paciente y astutamente por el
Imperialismo norteamericano. A contramano de la política de convivencia
pacífica que hipotéticamente hubiera permitido al Estado Soviético
desarrollarse en forma paralela al desarrollo del mundo capitalista, el Imperialismo, por
medio de agencias especializadas en la propagandización del modo de vida
capitalista, produjeron el socavamiento
de sectores políticamente menos formado de la clase trabajadora, así como la
clase media y los intelectuales, articulados en fracciones políticas conservadoras
y reaccionarias del propio Partido Comunista. El desmoronamiento del bloque
soviético, fue la consecuencia de un cúmulo de errores orgánicos del PC
soviético, que permitió la pérdida de mecanismos de la democracia de masas y el
centralismo, así como el deterioro de los sistemas de producción que
obsoletizaron en poco tiempo los avances tecnológicos, sacrificando la calidad
por la eficiencia. La URSS se desmoronó como consecuencia de la convergencia de
dos factores: los internos configurados por las contradicciones internas, y las
externas, por la acción desestabilizadora del imperialismo que nunca dejó de
estar en guerra con el Estado Soviético: la Guerra Fría, solo fue otra forma
encubierta de la guerra formal, es decir, parte de los mecanismos estratégicos
que tienen como objetivo, la derrota del enemigo y los medios utilizados con
ese objetivo. Cuando sobrevino la hecatombe, el Imperialismo disputó uno por
uno los Estados que formaron la Unión y los arrastró al campo del capitalismo. Rusia,
solo alcanzó a conservar dentro de su hegemonía, muy pocos de las Repúblicas
con las que había formado la Unión Soviética a la fecha de la disolución decretada
por Yeltsin (25 de diciembre de 1991). La economía de la URSS en proceso de
disgregación, queda amarrada a las recetas del F.M.I. y del B.M.: el
neoliberalismo destruyó el aparato productivo estratégico soviéticoy lo
privatizó, achicando el Estado en el área social; pero si bien el capitalismo
pudo penetrar en lo fundamental el área productiva y financiera, los rusos
conservaron el dominio “nacional” de esos mecanismos. Aparentemente, la
disolución de la URSS, decretaba también la terminación de la Guerra Fría, y
como consecuencia, se debería haber iniciado un período de complementación funcional
del sistema capitalista, bajo la tutela del Imperio. Sin embargo, el grado de
desarrollo económico, industrial y militar alcanzado por la URSS durante el
período de estalinismo, presente en la superestructura que el régimen
restaurador del capitalismo no pudo demoler el espíritu de la sociedad
soviética, sino que mantuvo, como un resabio superestructural, el orgullo
nacional patriótico del pueblo ruso como un factor aglutinante de gran importancia para
la definición de las políticas internas e internacionales de Rusia en la era
del capitalismo. Si bien el Imperialismo pudo homogeneizar a la sociedad soviética en
lo fundamental a los patrones económicos de la cultura dominante del mundo capitalista
y la cultura del libre mercado, Rusia,
en medio de las limitaciones propias del régimen de la transición al
capitalismo, mantuvo su fortaleza militar y económica, como factores de
cohesión, así como el espíritu del pueblo ruso.
Es así como Rusia
intentó mantener buenas relaciones económicas, políticas y culturales con las
repúblicas que formaron parte de la URSS, a pesar de las diferencias y el
exacerbamiento en muchos casos, de factores nacionalistas a ultranza que
aparecieron y que antes de la disolución pudieron ser controlados bajo un
sistema de niveles de participación en la producción y las decisiones
políticas. Dentro de esta política, especialmente sus relaciones
con Ucrania con la que el pueblo ruso mantiene relaciones no solo económicas,
sino y sobre todo, culturales como consecuencia de compartir en un gran sector
de la población, identidad social y lingüística. Recordemos que la población
ucraniana está compuesta por un 74% por ucranianos étnicos y segunda mayoría de
origen ruso concentrados en la República Federativa de Crimea y otras
nacionalidades menores, composición étnica que posteriormente podría ser fuente
de otro conflicto interno ucraniano y que podría empujarla a una guerra civil.
Ya hemos dicho
hasta el cansancio: el Imperialismo norteamericano, por sobre la Guerra Fría,
ha desarrollado desde el momento mismo de constitución del Estado Soviético
como el primer Estado Socialista de la Historia, una guerra de penetración
ideológica y en general, cn el uso de todos los recursos destinados a corromper
y prostituir a personalidades de mandos de diferente nivel, políticos lábiles y
dirigentes de toda naturaleza, a los cuales alineó al nuevo modo de vida de la
nueva burguesía rusa y alentó deserciones masivas sobre todo de técnicos y hombres
de ciencia. Mucho de la “cultura
norteamericana”, como la literatura, la radio, el cine y la televisión, ha
estado dirigida a fin de penetrar la ideología del socialismo, con los modelos de vida dominante de que “disfrutan”
los ciudadanos “libres” en el paraíso del consumismo capitalista.
La caída del
socialismo soviético, no produjo “ipso facto”, la sustitución de todos los
factores que constituyeron, a su tiempo, el Poder Soviético. Rusia no pasó a
ser el “patio trasero” del capitalismo, el pariente pobre, sino que con sus
propias peculiaridades, mantuvo y mantentiene su tendencia hegemónica en la
región y define con su presencia, los alcances de las políticas que desarrolla el
capitalismo en Europa y Asia y el mundo. La frustrada intervención militar de
Siria por el 2013, se debió al posicionamiento de Rusia en el conflicto. Por
eso, mientras Rusia desarrolla políticas destinadas a sobrellevar la solidaridad
geopolítica de sus ex aliados, el Imperialismo desarrolla a su vez, todas las
acciones de propaganda necesarias a convencer a su población, que el camino de la realización personal, es
el camino de las libertades formales del capitalismo, sin las “ataduras”
colectivistas del socialismo y sobre todo, la posibilidad de acceso al Poder del
dinero por medio de la libre competencia y a la riqueza por medio de la
especulación del capital sin ataduras y la libre competencia. Ucrania, que
había sido uno de los Estados claves de la URSS, pasó a ser la manzana de la
discordia y tanto Rusia, como los Estados Unidos, desarrollaron en dirección a
lograr su alineamiento, sus mejores argumentos. El mundo capitalista, promotor del descalabro de la URSS, con la
ayuda de las propias contradicciones del socialismo en el Poder, fomentó la
disgregación de la ex URSS y la reposición de las condiciones de la
restauración del capitalismo; pero para terminar su obra maestra, necesitaba
desmontar los últimos vestigios de la solidaridad y las reminiscencias del poderío de la ex
URSS, presentes en el orgullo nacional ruso y en el caso de Ucrania, la
posibilidad de salir de la crisis económica y social de la derecha en el Poder,
por medio de su incorporación a la Unión Europea.
A pesar de la
crisis, Ucrania tuvo una de las economías más sólidas de Europa y en cuando a
su producción, fue el país de producción industrial y militar más importante de
la ex Unión Soviética y, en la actualidad, es un enclave importante de la
industria aeronáutica y misilera de europa, por tanto, poseedora de la
tecnología de punta que hizo de la URSS, el país con mejor tecnología
coheteril: no en vano, la URSS fue el primer país que puso un ser vivo en
órbita y poco después, lanzó a un hombres a espacio circunvecino a la tierra.En
la actualidad, Ucrania está aplastada por la crisis económica como consecuencia
de la mala administración de los independentistas ucranianos y de alguna
manera, debido a coletazos de la crisis de la Unión Europea. La crisis se
profundizo como consecuencia del retiro de la oferta rusa de proporcionar 1.500
millones de euros, condicionados a la
renuncia a su incorporación a la Unión Europea. Las ofertas de la Unión
Europea, por intermedio del FMI, ha estado condicionada al enfriamiento de las
relaciones con Rusia y la incorporación de ucrania a la OTAN, así como el condicionamiento
de reformar económicas y restricciones sobre todo, en el sector de los
servicios y las prestaciones a los ucranianos de bajos ingresos. En
consecuencia, el interés del Imperio y la UE, no es puramente humanitario. Pero lo grave es que los levantamientos del
llamado Euromaidan, no tienen solamente componentes reaccionarios de derecha,
sino que está compuesto también por organizaciones populares y partidos de
izquierda que sobrevivieron a la caída del régimen soviético, así como sindicatos
y organizaciones de defensa de Derechos Humanos y fracciones disidentes del
Propio Partido Comunista Ucraniano (PCU), (conciliador con la derecha dominante),
que han denunciado los desaciertos de Victor Yanukovich en la conducción de la
crisis económica, cansados porque el régimen de las “libertades democráticas y
el libre mercado”, no hubieran resuelto el problema del hambre de los
ucranianos pobres y que por el contrario, creó una super clase dominante que
está por encima de la sociedad ucraniana. Con este objeto, es decir, de la
incorporación de Ucrania a la Unión Europea y en consecuencia al Pacto del
Atlántico Norte (OTAN), con lo que se produciría una alteración profunda del
mapa político militar imperialista, los agentes del imperialismo metidos en los
organismos económicos, como futuros beneficiarios de la reconstrucción de
Ucrania, han desarrollado una campaña en favor de la incorporación de Ucrania
en la Unión Europea, porque estos ilustres ciudadanos, piensan que la UE, es lo
más cercano al “sueño americano” y que la destrucción de los últimos enclaves
de la economía en manos del Estado ucraniano, podrá iniciar un período de
despegue de su economía, semejante al “despegue” de la Unión Europea. Lo que no
se han dado cuenta, es que el cuento del “despegue”, ha traído como
consecuencia, desde 2010, graves contracciones económicas que han caído sobre
las espaldas de los ciudadanos más pobres de Europa y que, en general, sobre
todo en España, Grecia Portugal a Italia, ha elevado el nivel de la desocupación
que ha crecido hasta niveles arriba del 9% y que la disminución del poder
adquisitivo de los salarios en general y sobre todo el poder adquisitivo de las
rentas de los jubilados, ha caído al grado de hacer difícil la sobrevivencia de
los pobres. Las recetas de más restricciones y limitaciones, es decir, de la
política del Shock aplicado por el neoliberalismo en todas partes del mundo, no
ha podido evitar que Francia sufra un alto nivel de conflictividad social causado
por la devaluación y la pérdida del poder adquisitivo de los salarios, así como
la enorme masa de obreros que son echados a la calle. Por su parte, la Unión
Europea, no ve con buenos ojos, en las presentes condiciones, la incorporación de un nuevo comensal pobre al
banquete de la UE, que podría acelerar la agudización de la crisis global de
Europa. Lo que quiere el Imperialismo norteamericano, es poner las manos sobre
la tecnología industrial y armamentista de la ex URSS que aún se encontraban
administrada por el Estado Ucraniano. Alexander Turchinov, el presidente
provisional, es un sujeto vinculado con los sectores más reaccionarios de Ucrania y es posible que sea uno de los
hombres para operacionalizar la opción fascista del Golpe de Estado. Los
síntomas de la intolerancia y el fascismo se han comenzado a mostrar con la destrucción de símbolos de la historia de
Ucrania, como los monumentos de Lenin y el ataque a las sedes del Partido
Comunista Ucraniano, así como las sedes de sindicatos y organizaciones
independientes, utilizando para ello(que en el fondo no tienen nada que ver con
la crisis). Escuadrones de golpeadores y agresores, como ocurrió en nuestro
país, con las famosas “Brigadas Juveniles cruceñas” que después, terminaron de
rodillas frente al masismo semejante a los “camisas negras” del nacional
socialismo hitleriano y con sus mismos métodos de terror, han comenzado a
recorrer las calles.No es casual, que junto con YuliaTimoshenko, “reaccionaria
entre los reaccionarios”, una vez consumado el Golpe, hayan ido a dar cuenta de
sus actos a la Unión Europea y los Estados unidos, seguramente en demanda de
recursos económicos para sostener el proceso de transferencia de la derecha, a
la ultraderecha fascistaproimperialista. El F.M.I, se ha apresurado a ofrecer, recursos
para iniciar del proceso de “reconstrucción” de Ucrania, bajo el proyecto
fascista norteamericano. Lo curioso es que este organismo supranacional de las
finanzas, no ha soltado un solo centavo para salvar a Grecia frente a una
crisis humanitaria, sino sometiendo a ese pueblo, a las condiciones de humillación más
degradantes. La derecha reaccionaria y fascista que ha cometido en contra de
las organizaciones populares, los monumentos nacionales y las instituciones
políticas de ucrania, no se han dado cuenta que sus acciones, han despertado el
regionalismo de las poblaciones rusoparlante y pueden desatar una nueva guerra
fratricida como la Guerra de los Balcanes. La situación se agrava, porque el
ejército ucraniano, no reconoce la destitución de Yanukovich y de hecho,
desconoce las autoridades impuestas por el Golpe. Crimea que es un República
federada de Ucrania, de fuertes vínculos culturales rusos, también reconoce aun
como Presidente a Yanukovich y como consecuencia de esto y las tendencias pro-rusas de la mayor parte de su
población, ha provocado enfrentamiento al frente de la Rada, que ha pretendido
ser tomada por los grupos seguidores del Golpe ucraniano. Rusia, para la que no
solo Ucrania, sino especialmente Crimea tiene una importancia geoestratégica de
primer orden, ha puesto en apresto sus fuerzas militares y por su parte, la
OTAN, que legítimamente no tendría nada que ver con un conflicto interno de
Ucrania, ha amenazado con defender el nuevo orden institucional que se pretende
imponer en Ucrania, con que develan que el financiador del Golpe, no es sino el
Imperialismo norteamericano
En general, como
conclusión de estos hechos, recordando lo que pasa en Venezuela, nos muestra
que el Imperialismo que no puede resolver su crisis con el uso de sus propios
mecanismos económicos, ha puesto los ojos sobre los recursos naturales de los
estados menos desarrollados como ucrania y sobre los Estados democráticos como
Venezuela y que así como orquestaron masivas manifestaciones con el uso de
ingentes cantidades de recursos económicos y la adopción de técnicas
terroristas como los francotiradores selectivos, o la dotación de armas de
destrucción masiva en Aleppo, Siria, con la intención de culpar de esa matanzas
al gobierno de Bashar al Assad, no se detienen ni ante el peligro de poner en
peligro la paz mundial, mientras utiliza como a sus peones, a los Estados
serviles de Israel, Turquia, Libano y Arabia Saudita para atizar la crisis de
Siria. El enemigo frente a este objetivo, son los gobiernos populistas, frente
a los que está desarrollando un nuevo recurso de su arsenal antipopular: las “desestabilizaciones
institucionales” con ayuda de las fracciones reaccionarias de la derecha,
manipulando, desgraciadamente, a las propias organizaciones populares obligadas
a salir a las calles, víctimas de la presión económica y la pérdida del valor
adquisitivo de los salarios. La respuesta de las organizaciones de izquierda y
del Comité de Reconstrucción del Partido Comunista, no puede respaldar mecánicamente
a los populismos, como el caso de Evo Morales, ni el socialismo del Siglo XXI
de Maduro, porque al interior de nuestro país, se está produciendo en estos
momentos, una curiosa bipolarización que puede llevar a la reproducción de las
condiciones política de 2005 que llevó al Poder a Evo Morales como “el mal
menor” frente a la falta de un partido revolucionario, con lo que se remacharía
por algunos años más al gobierno populista y antinacional de Evo Morales. A
pesar que el masismo ha dado fin con algunos dirigentes de la Central Obrera y
otras organizaciones sindicales prebendalizadas, no es posible asumir
posiciones derrotistas y decretar por la inactividad la muerte del Partido de
los Trabajadores, sino que por el contario, se deben hacer todos los esfuerzos
para transformarlo en un Frente Amplio, con un programa común, evitando que se
consuma en sus propias contradicciones. La alternativa nos llevaría a votar por
el populismo corrupto e irresponsable o la derecha oportunista que está
condenada a reeditar el neoliberalismo.
La Guerra Fría
no ha acabado: la arremetida de la derecha en Venezuela, los levantamientos
reaccionarios de ucrania, son mecanismos que utiliza el Imperialismo con el fin
de destruir las opciones contestatarias, frente a las cuales, las fuerzas
populares no tienen muchas alternativas, sino el llamado vehemente para
despertar a las masas del letargo en que las tiene sumidas el masismo y dedicar
nuestros mejores esfuerzos al fortalecimiento del Partido de los Trabajadores.
Juan García
Barañado.
La Paz, 26 de
febrero de 2014.
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