martes, 21 de julio de 2015

LA VIOLENCIA ESTATAL, COMO POLITICA DE ESTADO.



El conflicto de los potosinos, ha dejado ver una tendencia del gobierno, que ha sido heredada de los gobiernos neoliberales: no negociar bajo presión, pretendiendo olvidar que es el pueblo, en sus diferentes organizaciones, que vive bajo la crisis del hambre y otros males sociales, es decir que vive bajo la presión de los conflictos sociales que no aparecen de la noche a la mañana, sino que tienen un período de maduración que se expresa de diversas manera, en una etapa en que es posible dialogar. 

El error del gobierno, es la adopción de la violencia como política del Estado, puesto que, a pesar que sabe y conoce de la existencia de problemas regionales, etc. no se mueve para resolverlos en su etapa larvaria y espera a que se exprese en varias formas de violencia social, causado por el hecho de que el Estado hace oídos sordos. La cultura popular explica el fenómeno de los conflictos sociales violentos como consecuencia de la falta de voluntad política del Estado para resolverlos. "Wawa que no llora, no mama". Los potosinos han "exigido" por mucho tiempo, pero sus necesidades, han sido soslayadas en forma demagógica, en base a compromisos que no se han cumplido nunca. 

Lo que ocurre ahora, es que, el ciclo de bonanza de los precios internacionales de los minerales, está en franca caída y este hecho, ha movido a los potosinos a preguntarse qué será de ellos en un futuro no lejano. Es cierto que han cometido errores, sobre todo porque no alcanzaron a proponerse, desde mucho tiempo antes, la necesidad de buscar formar alternativas utilizando los réditos o por lo menos parte los réditos de la riqueza producida durante siglos. Pero la responsabilidad fundamental, es de quienes asumen la función de dirección del Estado. Gobernar no es solo desfiles, concentraciones y proclamaciones. Es también previsión, planificación destinada a proveer a los ciudadanos de los sectores más desfavorecidos, de las mínimas condiciones para que vivan en condiciones medianamente aceptables. 

Potosí dio de si todo lo que pudo y fue motor del desarrollo del oriente. Los potosinos dieron todo lo que pudieron para el desarrollo del país. Pero los gobiernos se olvidaron de los potosinos. Ahora cuando vienen hasta la ciudad de La Paz a reclamar del Estado, se los recibe con inusitada violencia estatal para desarticularlos. No quisiéramos pensar que  estén esperando uno o varios muertos. Que cumplan su rol, que dejen su soberbia y  arrogancia y atiendan a los potosinos en el Palacio de Gobierno, que es la casa, no del MAS, sino de todos los bolivianos. 

El gobierno debe abandonar su estrategia de dilación confrontacional y  violentista, debiendo dialogar, sin bravuconadas ni mentiras, no puede estar frente al pueblo y menos podemos concebir que sean derechistas o representantes de alguna fracción de la burguesía desplazada. Los potosinos que se han movilizado hasta la ciudad de La Paz son nuestros hermanos, es el pueblo de Potosí, no son derechistas, proimperialistas o prochilenos como irresponsablemente dice la propaganda oficialista. Bolivia es una sola. 

En función de esa unidad, exigimos que se atienda ya mismo a los potosinos que todo lo dieron por Bolivia. Carlos Romero debe moderarse, lo mismo que Quintana. Recuerden que, a pesar de los buenos deseos, el Poder es efímero. El país necesita, a corto plazo, un nuevo tipo de Estado, inclusivo, nacional, popular, democrático y antimperialista, cuyo proyecto político está en proceso de construcción desde las bases.

Juan García.



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