"Las políticas de Venezuela y Bolivia son anti-imperialistas y al servicio de la independencia nacional, y la promoción de reformas sociales y aspiraciones socialistas son admirables y merecen apoyo. Ellas ofrecen golpes a la hegemonía imperialista y crean oportunidades para el avance del partido revolucionario del proletariado y las masas populares. Pero es dudoso que los líderes benevolentes del gobierno venezolano y boliviano puedan realizar una Revolución Socialista sin derrotar la resistencia violenta de los imperialistas y los reaccionarios locales".
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