Por Vicenç Navarro*
Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 18 de marzo de 2014
Este artículo presenta información que, salvo contadas
excepciones, no ha aparecido en la mayoría de medios de comunicación en
España, referente a la enorme influencia que un partido nazi tiene hoy
en el nuevo gobierno de Ucrania.
La gran mayoría de medios españoles están presentando la situación que
ocurre en Ucrania como un alzamiento popular en contra de un gobierno
corrupto y sumamente impopular. De ahí que esté generando una simpatía
generalizada, favorecida por unos medios que, todavía estancados en la
ideología de la Guerra Fría, ven a Rusia como el enemigo. Y puesto que
Rusia había apoyado a ese gobierno, mientras que los que se le opusieron
favorecían más su conexión con la Unión Europea, se explica la lectura
tan favorable de la revuelta popular contra el gobierno, la cual ha
acabado deponiéndolo, aun cuando dicho gobierno había sido elegido
democráticamente.
Ni que decir tiene que la revuelta contra el gobierno depuesto ha sido
una revuelta popular. Pero la realidad es más complicada que la que los
medios anuncian. En realidad, no se ha señalado (con la excepción de
Rafael Poch, corresponsal de La Vanguardia en Alemania) que hoy Ucrania
es el único país de Europa donde existen miembros de un partido nazi en
posiciones de gran poder. El partido nazi se llama paradójicamente
Libertad (Svoboda) y sus miembros en el gobierno son el ministro de
Defensa (Igor Tenyukh), el viceprimer ministro para Asuntos Económicos
(Aleksandr Sych, que es el ideólogo del partido que ha presionado, entre
otras medidas, para que se prohíba el aborto), el ministro de
Agricultura Igor Shvaika (uno de los mayores terratenientes de Ucrania),
el ministro de Ecología (Andriy Moknyk, que había sido la persona de
contacto con grupos nazis europeos), el director del Consejo Nacional de
Seguridad Andry Parubiy (y director de la milicia militar del partido),
el Fiscal General del Estado (Oleh Makhnitsky), y el ministro de
Educación Serhiy Kvit, entre muchos otros. El poder de este partido
condiciona claramente al nuevo gobierno de Ucrania.
Dicho partido fue fundado en 1991, presentándose como el sucesor de la
Organización de Nacionalistas Ucranianos (ONU) fundada por un personaje,
Stepan Bandera, clave en la historia reciente de Ucrania. El partido
Svoboda lo presenta como su máxima inspiración. Fue definido como un
héroe nacional en el año 2010 por el Presidente Victor Yushchenko, más
tarde sustituido por el democráticamente elegido Yanukovich, el
Presidente del gobierno depuesto como resultado de la revuelta popular.
Este último gobierno retiró el honor que se había concedido a Bandera,
aunque es más que probable que el nuevo gobierno lo restituya.
Bandera, cuyo homenaje conllevó la protesta de la Tribunal Europeo de
Justicia (European Court of Justice), fue el mayor aliado del régimen
nazi de Hitler en Ucrania, habiendo dirigido dos batallones que se
integraron en las SS nazis alemanas en su lucha contra la Unión
Soviética durante la II Guerra Mundial (según el Centro Simon
Wiesenthal, esos batallones detuvieron a 4.000 judíos ucranianos,
enviándolos a campos de concentración nazis en Lviv en julio de 1941).
En los escritos de la organización fundada y dirigida por Bandera (ONU)
se habla explícitamente de la necesidad de limpiar la raza, eliminando a
los judíos. El Profesor de Historia de la Tufts University Gary Leupp,
en su detallado artículo “Ukraine: The Sovereignty Argument, and the
Real Problem of Fascism” (CounterPunch, 10.03.2014), del cual extraigo
todos los datos que presento en esta primera parte del artículo, cita
textos enteros mostrando el carácter nazi de dicha organización. Cuando
la Alemania nazi invadió Ucrania, Bandera declaró su independencia, cuyo
gobierno trabajó “muy próximo y hermanado con el nacionalsocialismo de
la Gran Alemania, bajo el liderazgo de Adolf Hitler, que está formando
una nueva Europa”.
El partido dominante en el nuevo gobierno de Ucrania, Svoboda, se
considera orgulloso heredero del ONU, y quiere purificar la sociedad
ucraniana, persiguiendo violentamente a homosexuales, prohibiendo el
aborto, estableciendo un orden jerárquico y disciplinado, enfatizando la
masculinidad y la parafernalia militar, llamando a la expulsión de la
mafia judía moscovita y eliminando el comunismo, comenzando por la
prohibición del Partido Comunista y la persecución de sus miembros o
intelectuales afines. Piensa también eliminar más tarde a todos los
partidos. En realidad, el programa no puede ser más claro. En el año
2010, la web del partido indicaba “Para crear una Ucrania libre…
tendremos que cancelar el Parlamento y el parlamentarismo, prohibir
todos los partidos políticos, estatalizar todos los medios, purgar a
todo el funcionariado y ejecutar (término que utilizan) a todos los
miembros de los partidos políticos antiucranianos”. El Congreso Mundial
Judío (World Jewish Congress) declaró a este partido como partido
neonazi el mayo del año pasado.
¿Cómo es que un partido nazi está gobernando hoy Ucrania?
Las movilizaciones populares que terminaron con el gobierno eran en su
mayoría movilizaciones espontaneas, con escasa estructura organizativa.
De ahí que un grupo, incluso armado, con apoyo político internacional,
pudiera adueñarse fácilmente de aquellas movilizaciones, jugando un
papel importante en las etapas finales del movimiento popular. Y, por
paradójico que parezca, tanto EEUU como la UE jugaron un papel clave en
esta promoción. En realidad, EEUU más que la UE. Fue precisamente
Victoria Nuland, responsable del Departamento de Estado para Asuntos
Europeos y Euroasiáticos (una funcionaria de la ultraderecha dura
nombrada por el Vicepresidente Cheney durante la Administración Bush, y
que sorprendentemente fue mantenida en este cargo por la Administración
Obama) la que apoyó más fuertemente y abiertamente al partido Svoboda,
pues era el más antiruso de los grupos que existían en esas
manifestaciones. Fue este personaje la que utilizó la famosa expresión
“¡Que se joda la UE!” (“Fuck the EU!”), insistiendo en que el gobierno
tenía que tener en cuenta a Svoboda, por muy mala imagen que ello
creara. En realidad, dicho partido, en las últimas elecciones, solo ha
recibido un 10% del voto. Pero su enorme influencia no deriva de su
apoyo popular, sino de las maquinaciones que han tenido lugar, en las
que el gobierno estadounidense y el alemán han jugado un papel central.
Ambos desean expandir el área de influencia de la OTAN hacia el este de
Europa, y ven la situación de Ucrania como favorable a ello. El miembro
de Svoboda que es ministro de Defensa es favorable a la OTAN y ha
estudiado en el Pentágono en EEUU.
¿Cuál es el futuro de Ucrania?
Hoy las elites gobernantes a los dos lados del Atlántico norte se
encuentran en una situación conflictiva. Por un lado, está el complejo
militar industrial de EEUU, que está muy a la defensiva (debido a los
recortes tan notables del gasto militar del gobierno federal, resultado
del hartazgo de la población estadounidense hacia las campañas bélicas
que caracterizan la política exterior de EEUU) y que desea reavivar por
todos los medios la Guerra Fría para justificar la recuperación de su
papel central en el sistema político-económico estadounidense.
Pero esta estrategia choca claramente con los intereses financieros y
económicos de la UE y también de EEUU. Rusia es el tercer socio
comercial de la UE después de EEUU y China, con un intercambio comercial
de más de 500.000 millones de dólares en 2012 (Bob Dreyfuss “Capitalism
Will Prevent a Cold War Over Ukraine”, The Nation, 10.03.2014).
Alrededor del 75% de todas las inversiones extranjeras en Rusia proceden
de la UE, siendo Rusia la mayor proveedora de gas de la UE. Y el
capital de los grandes oligarcas rusos está en bancos europeos, en su
mayor parte en la City de Londres. Hoy, el gran capital financiero e
industrial no desea una Guerra Fría. En realidad, gran parte del
armamento de Rusia es construido hoy en Suecia y Francia (la última
compra es de helicópteros, 1.700 millones de dólares). De ahí que por
mucho que se hable de penalizar a Rusia, poca acción militar es probable
que ocurra. No estamos en la primera página de la III Guerra Mundial,
pero ello no implica que no estemos viendo el resurgimiento del nazismo,
apoyado paradójicamente por élites gobernantes a los dos lados del
Atlántico norte, que representa la mano dura necesaria para llevar a
cabo las políticas de corte neoliberal que el gobierno ucraniano
realizará para facilitar su integración en la UE.
* Vicenç Navarro
Vicenç Navarro ha sido Catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Barcelona. Actualmente es Catedrático de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Pompeu Fabra (Barcelona, España).
Es también profesor de Políticas Públicas en The Johns Hopkins University (Baltimore, EEUU) donde ha impartido docencia durante 35 años. Dirige el Programa en Políticas Públicas y Sociales patrocinado conjuntamente por la Universidad Pompeu Fabra y The Johns Hopkins University. Dirige también el Observatorio Social de España.
Es uno de los investigadores españoles más citados en la literatura científica internacional en ciencias sociales.
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