sábado, 15 de marzo de 2014

¡Ni rendición, ni conciliación, aquí lo que viene es revolución!

Editorial Acero Revolucionario N° 26, marzo de 2014


La opción es: Pueblo revolucionario en la calle

En el artículo “Venezuela actual y la política revolucionaria” (Revista Unidad y Lucha N° 26. CIPOML marzo 2013) Nuestro partido plantea: “Esta delicada coyuntura requiere, en primer lugar, el fortalecimiento y consolidación de las estructuras del partido, sus instrumentos de vinculación con las masas, expandir las posibilidades de dirigir acciones de calle con una táctica clara y órganos que la expresen ampliamente.” Esta aseveración ha sido ratificada por nuestros órganos de dirección y se ha expresado en la consigna táctica “consolidación de las estructuras y crecimiento del partido” como forma de expresar una necesidad urgente del período: Construir las capacidades materiales para avanzar en el posicionamiento de la política verdaderamente revolucionaria en todos los sectores de nuestra sociedad y especialmente entre la clase obrera, el campesinado y la intelectualidad revolucionaria, lo que cobra en los actuales momentos, de ofensiva de la reacción y amenazas de intervención extranjera, aún más importancia, ya que orienta los elementos de la acción concreta de nuestras estructuras y cuadros, que además de sus planes, deben dirigir la acción a una más profunda vinculación con las masas. 

Nuestro trabajo debe seguir desplegándose, independientemente de las acciones del enemigo de clase o del reformismo, lo que es necesario hacer es ajustarnos a los diversos cursos de acción en los que puedan desarrollarse los escenarios, tener en estado de alerta todas las fuerzas y no permitir que por descuido o falta de previsión nuestro pueblo pueda ser presa de la acción violenta de la burguesía, no podemos exagerar nuestra respuesta, ni quedarnos a la cola de los acontecimientos, por eso hay que usar acertadamente la ciencia y arte de la política.

En el citado artículo se expresa una táctica clara: “Se requiere avanzar, unificar todas las fuerzas posibles para: 1- Frenar los intentos de la derecha fascista y el imperialismo; 2- Dar pasos en la organización popular para la revolución; 3- Superar la dirección socialdemócrata para ir en dirección de la revolución proletaria; 4- Ir colocando el partido y sus organismos de masas a la cabeza de las luchas por medio de la acción.” Táctica que se ha venido desarrollando, pero que se debe acelerar y profundizar ya que la burguesía imperialista ha arreciado su ofensiva llegando incluso a la utilización de equipos de combate callejero, pequeñas unidades militares, armamento de guerra y la realización de acciones ofensivas contra algunos colectivos revolucionarias y contra la fuerza pública, esto da un indicio firme de su disposición a la provocación de un conflicto bélico.

Estamos ante una nueva ofensiva del enemigo que persigue debilitar, desacreditar y desmoralizar al movimiento revolucionario, tratan de hacer que nos inhibamos por temor, lo que les daría la ventaja de controlar la calle y los espacios públicos, eso no lo podemos permitir, nuestro partido debe aprovechar todos los espacios para promover la movilización de calle y la preparación para futuros escenarios de mayor complejidad, aclarando a la dirección de las masas las razones económicas, políticas y sociales de agudización de la lucha de clases que actualmente se vive en Venezuela.

La compleja situación económica por la que atraviesa el país crea la base material para la acción política de la burguesía, su plan es profundizar hasta donde sea posible y debilitar las ideas revolucionarias, poner a las masas en nuestra contra, para eso cuentan con el aparato económico que manejan en más del 70%, con los medios de comunicación privados, con el respaldo del imperialismo de los EEUU y Europa y con una importante masa de la pequeña burguesía que está dispuesta a movilizarse, entregando incluso sus hijos como soldados mercenarios, pagados con el dinero que han acumulado para desarrollar la actual ofensiva.

A la clase obrera no nos queda más que prepararnos en todos los terrenos, acumular fuerzas y estar alerta para desatar toda nuestra energía transformadora cuando se inicie la contraofensiva revolucionaria. En ese momento no debemos permitir ser frenados de nuevo, debemos ir a fondo para quitar del medio los obstáculos que impiden la transformación revolucionaria, entre ellos el temor y subordinación al imperialismo, la burguesía, la propiedad privada sobre los medios de producción y el miedo a los conflictos, la clase obrera y el campesinado debemos dirigir la profundización hacia el socialismo sin ser carne de cañón de la burguesía o la pequeña burguesía que pretenden utilizarnos, el pueblo revolucionario en la calle es la alternativa.

Nos expresamos claramente en el citado artículo hace un año; “Hay que combatir abiertamente a la burguesía, que por razones de conveniencia da demostraciones de diálogo, de querer la unidad nacional, pero lo que persiguen es disminuir los niveles de combatividad, adormecer a las masas, paralizar las luchas mientras van ocupando más espacios de poder, para luego golpear a los “extremistas”.

Exactamente es lo que ocurre, pretenden llegar a acuerdos en las “mesas de paz” donde los empresarios exigen desmantelar la LOTTT, eliminar beneficios contractuales, legalizar los despidos, flexibilizar las relaciones contractuales, acceder de forma más expedita a los dólares que el Estado maneja y en definitiva, buscan golpear a los trabajadores que serán sacrificados para que la alta burguesía vuelva a atender sus negocios con tranquilidad, aumentando aún más sus ganancias, mientras que satanizan los llamados “colectivos” que no son más que expresiones populares a las que la burguesía exige destruir para facilitar su acción represiva en el futuro.

La lucha que se libra en el terreno de las “mesas de paz”, es entre la burguesía y la pequeña burguesía, hemos estado fuera de esas mesas, la clase obrera y el pueblo revolucionario debemos tener la última palabra; ni Lorenzo Mendoza, ni Eugenio Mendoza son ejemplo para el pueblo ni para los verdaderos revolucionarios, pactar con estas ideas es Traicionar a Chávez, traicionar al pueblo, entregar a los colectivos revolucionarios y anular las posibilidades de avanzar hacia el socialismo. 

¡A estar alerta camaradas!, debemos tener claro siempre que: ¡el socialismo sólo se construye con la alianza obrero campesina en el poder y el pueblo en armas!

¡Ni rendición, ni conciliación, aquí lo que viene es revolución!

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