¡VIVA EL PRIMERO DE MAYO!
por José Stalin
¡Camaradas!
En el
siglo pasado decidieron ya los obreros de todos los países celebrar cada año el
día de hoy, el día del Primero de Mayo. Fue en 1889, en el Congreso celebrado en
París por los socialistas de todos los países. Los obreros eligieron
precisamente este día, el primero de Mayo, cuando la naturaleza despierta del
letargo invernal, cuando los bosques y las montañas se cubren de verdor, cuando
los campos y los prados se adornan con flores, cuando el sol comienza a
calentar con más fuerza, en el aire se siente la alegría de la renovación y la
naturaleza se entrega al júbilo y regocijo; fue en ese día cuando los obreros
resolvieron declarar al mundo, en voz alta y abiertamente, que ellos traían a
la humanidad la primavera y la liberación de las cadenas del capitalismo, que los obreros están llamados a
renovar el mundo sobre la base de la libertad y del socialismo.
Cada
clase tiene sus fiestas preferidas. Los nobles establecieron sus propias
fiestas, y en ellas proclaman el “derecho” de esquilmar a los campesinos. Los
burgueses tienen las suyas, y en ellas “justifican” el “derecho” de explotar a
los obreros. Existen también las fiestas de los popes, y en ellas exaltan el
sistema social vigente, en el que los trabajadores perecen en la miseria, mientras
los parásitos nadan en la abundancia.
También
los obreros deben tener su fiesta, y en ella deben proclamar: trabajo para
todos, libertad para todos, igualdad para todos los hombres. Esta fiesta es la
fiesta del Primero de Mayo.
Eso es lo
que decidieron los obreros ya en 1889.
Desde
entonces el grito de combate del socialismo obrero resuena con fuerza creciente
en los mítines y manifestaciones del Primero de Mayo. Cada vez se desborda con
mayor amplitud el océano del movimiento obrero, extendiéndose a nuevos países y
Estados, desde Europa y América hasta Asia, África y Australia. La unión
internacional de los obreros, en tiempos débil, se ha desarrollado en el
transcurso de unos cuantos decenios hasta transformarse en una grandiosa
confraternidad internacional, que celebra Congresos regulares y unifica a
millones de obreros de todos los confines del mundo. Altas olas se levantan en
el mar de la indignación proletaria, que cada vez más amenazador ataca los
vacilantes bastiones del capitalismo. La reciente gran huelga de mineros del
carbón en Inglaterra, Alemania, Bélgica, Norteamérica, etc., huelga que ha
sembrado el espanto entre los explotadores y los reyes de todo el mundo, es
claro indicio de que la revolución socialista no se halla muy lejos...
“¡Nosotros
no adoramos el becerro de oro!” ¡No necesitamos el reinado de los burgueses y
los opresores!
¡Maldición
y muerte al capitalismo con los horrores de la miseria y las matanzas
sangrientas! ¡Viva el reinado del trabajo, Viva el socialismo!
He aquí
lo que proclaman en el día de hoy los obreros conscientes de todos los países.
Y,
seguros de su victoria, serenos y fuertes, marchan con orgullo por el camino
que conduce a la tierra de promisión, por el camino que conduce al luminoso
socialismo, llevando a la práctica, paso a paso, la gran consigna de Carlos
Marx: “¡Obreros de todos los países, uníos!”
Así celebran
el Primero de Mayo los obreros de los países libres.
Los
obreros rusos, desde que comenzaron a adquirir conciencia de su situación, no
quiere quedar a la zaga de sus camaradas y unen siempre sus voces al coro
general de sus camaradas del extranjero, celebrando con ellos el Primero de
Mayo, a pesar de todo, a pesar de las feroces represiones del gobierno zarista.
Cierto, en los dos o tres años últimos, en el período de la bacanal
contrarrevolucionaria y de disgregación del Partido, de depresión industrial y
de letal indiferencia política entre las grandes masas, los obreros rusos se
vieron imposibilitados de celebrar como en otros tiempos su luminosa fiesta
obrera. Pero la reanimación que se ha iniciado en el país últimamente, las
huelgas económicas y las protestas políticas entre los obreros con motivo, por
ejemplo, de la revisión del proceso de los diputados socialdemócratas a la
segunda Duma; el descontento naciente entre grandes capas campesinas, debido al
hambre que azota a más de 20 provincias; las protestas de centenares de miles
de empleados de comercio contra el régimen “renovado” de los ultrarreaccionarios
de Rusia; todo eso indica que el mortal letargo desaparece, dando paso a la
reanimación política del país y, ante todo, del proletariado. Por eso este año
los obreros rusos pueden y deben tender la mano en el día de hoy a sus
camaradas del extranjero. Por eso deben celebrar con ellos, en una u otra forma,
el Primero de Mayo.
Hoy deben
declarar que están al lado de los camaradas de los países libres, que no adoran
ni adorarán el becerro de oro.
Además,
deben añadir a la reivindicación general de los obreros de todos los países su
propia reivindicación, la reivindicación rusa del derrocamiento del zarismo, de
la implantación de la república democrática.
“¡Nos son
odiosas las coronas de los tiranos!” “¡Nos inclinamos ante los sufrimientos del
pueblo mártir!”
¡Muera el
sangriento zarismo! ¡Abajo la propiedad territorial de los nobles! ¡Abajo la
tiranía de los patronos en las fábricas y minas! ¡La tierra para los
campesinos! ¡La jornada de 8 horas para los obreros! ¡La república democrática
para todos los ciudadanos de Rusia!
He aquí
lo que deben proclamar, además, en el día de hoy los obreros rusos.
Mienten y
son unos lacayos de Nicolás el Último los liberales rusos cuando afirman entre
ellos y para los demás que el zarismo se ha afianzado en Rusia y es capaz de
satisfacer las necesidades fundamentales del pueblo.
Engañan y
son unos fariseos los liberales rusos cuando peroran en todos los tonos que la
revolución ha muerto y que vivimos en un régimen “renovado”.
Mirad en
torno vuestro: ¿acaso la doliente Rusia se parece a un país “renovado”, a un
país “próspero y bien, administrado”?
¡En lugar
de una Constitución democrática, un régimen de horca y de una arbitrariedad
feroz!
¡En lugar
de un Parlamento de todo el pueblo, la negra Duma de los negros terratenientes!
¡En lugar
de los “cimientos inconmovibles de las libertades civiles”, en lugar de la
libertad de palabra, de reunión, de imprenta, de asociación y de huelga,
prometidas ya en el mensaje del 17 de octubre, la zarpa férrea de los “en vista
de” y los “ordeno y mando” periódicos suspendidos, redactores deportados,
sindicatos clausurados, asambleas disueltas por la fuerza!
¡En lugar
de la libertad individual, apaleamientos en las cárceles, ultrajes a los
ciudadanos, represión sangrienta contra los huelguistas en los placeres
auríferos del Lena!
¡En lugar
de la satisfacción de las necesidades de los campesinos, una política que
continúa despojando de la tierra a las masas campesinas!
¡En lugar
de un buen orden en la administración de los bienes del Estado, el latrocinio
en las intendencias, el latrocinio en las administraciones de ferrocarriles, el
latrocinio en la economía forestal, el latrocinio en la Marina!
¡En lugar
del orden y la disciplina en el aparato del Estado, falsificaciones en los
tribunales, chantaje y exacciones por parte de la policía, asesinatos y
provocaciones en las secciones de la Ojrana!
¡En lugar
de la grandeza internacional del Estado ruso, el fracaso vergonzoso de la
“política” rusa en los asuntos del Próximo y Extremo Oriente, el papel de
verdugo y devastador de Persia, anegada en sangre!
¡En lugar
de la tranquilidad y del bienestar de los ciudadanos, suicidios en las ciudades
y el hambre terrible de 30.000.000 de campesinos en las aldeas!
¡En lugar
del saneamiento y de la depuración de las costumbres, una depravación inaudita
en los monasterios, en estos baluartes de la moral oficial!
¡Y para
completar el cuadro, las bestiales descargas hechas contra cientos de
trabajadores en los placeres del Lena!...
¡Destructores
de las libertades conquistadas, adoradores de las horcas y de los
fusilamientos, padres de los “en vista de” y los “ordeno y mando”, intendentes
ladrones, ingenieros ladrones, policías saqueadores, gendarmes asesinos,
depravados Rasputines: eso son los “renovadores” de Rusia!
¡Y hay
aún en el mundo gentes que se atreven a afirmar que en Rusia todo va bien, que
la revolución ha muerto!
No,
camaradas: allí donde millones de campesinos padecen hambre y a los obreros se
los fusila por declararse en huelga, la revolución continuará viva, mientras no
sea barrida de la faz de la tierra la vergüenza de la humanidad: el zarismo
ruso.
¡Y hoy,
en el día del Primero de Mayo, nosotros debemos decir en una u otra forma, en
los mítines, en las jiras campestres o en las reuniones secretas -como más
conveniente sea en cada localidad-, que juramos luchar por el derrocamiento
definitivo de la monarquía zarista, que saludamos la inminente revolución rusa,
liberadora de Rusia!
Así,
pues, tendamos la mano a nuestros camaradas del extranjero y proclamemos con
ellos a coro:
¡Abajo el
capitalismo!
¡Viva el
socialismo!
Izemos la
bandera de la revolución rusa e inscribamos en ella:
¡Abajo la
monarquía zarista!
¡Viva la
República democrática!
¡Camaradas,
hoy celebramos el Primero de Mayo! ¡Viva el Primero de Mayo!
¡Viva la
Socialdemocracia Internacional!
¡Viva el
Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia!
El Comité Central del P.O.S.D.R.
Editado
como proclama en abril de 1912. Se publica de acuerdo con el manuscrito.
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